Diariamente la publicidad recomienda beber leche de vaca como un alimento, no ya recomendable, sino imprescindibles.
Pero, ¿es verdad?
Pues la respuesta es NO, con matices, claro, en esta vida nada es blanco o negro.
Ningún otro mamífero, excepto el ser humano, continúa ingiriendo leche después del destete.
Cualquier animal, según su especie, dejará de ser amamantado por su madre al llegar a una edad determinada.
Hay una razón.
Para digerir la leche se necesita una enzima llamada Lactasa, que se produce en el intestino delgado y que, en el caso de los humanos, éste deja de producirla entre los 2 y los 5 años de edad. A los 5 años, en teoría, ningún intestino de ningún humano continúa fabricando esa enzima, a pesar de que siga consumiendo leche con regularidad.
Sin embargo, también es verdad, que se ha comprobado que muchos individuos que han seguido con una ingesta de leche regular y continuada desde la infancia, continúan produciéndola.
Esto, se aplica a la leche humana, vaca, oveja, camella, etc.. Pero, aunque se continúe consumiendo leche de vaca, la cosa no cambia, sino que empeora, ya que la leche de vaca es aún más rica en grasa y en lactosa que la leche humana.
Más tarde o más temprano, casi todas las personas empiezan a notar molestias al tomar leche de lo que sea y terminan por buscar alternativas.
Empiezan por semidesnatada, luego desnatada y finalmente, muchas personas terminan en leches vegetales que las hay y son muy buenas.
Si esto está tán claro, ¿por qué se continúa con esta práctica de consumir leche de vaca u otros animales?
Por intereses tanto económicos como de costumbres y tradiciones.
En épocas de hambruna, las madres han destetado a sus hijos cuánto más tarde mejor.
Evidentemente, era más fácil que comiera una sola persona, la madre en este caso, que a dos: la madre y el niño.
La madre comía y producía la leche que daba de comer al niño durante un tiempo lo mayor posible, mientras ésta siguiera produciendo leche.
Las madres terminaban desnutridas y los niños, con el paso del tiempo, también, pero, al menos continuaban vivos.
En esta época de abundancia, se ha conseguido convencer a la gente de que no hay alimento más completo que la leche. Y, ciertamente, lo es.
La leche es buen para los bebés, no para los adultos no tanto.
La falta de la Lactasa, hace que sea un alimento perjudicial para las personas. La mayor parte de los adolescentes ya son intolerantes a lactosa sin saberlo. La mayoría lo terminarán siendo de adultos, a una edad más o menos lejana.
Los productos lácteos está detrás de enfermedades tales como: enfermedades cardiacas, obesidad, cáncer, diabetes y osteoporosis, entre otras.
Lo peor no es la leche en sí, sino la forma en como las vacas viven y se alimentan
Esto no lo provoca únicamente la lactosa y la grasa (colesterol) de la leche, sino que, por la forma en la que crían a las vacas, también esta contaminada por pesticidas, hormonas, antibióticos y dioxinas, que pasan de la alimentación de la vaca a la leche que produce.
Y, aún más, por la enorme cantidad de proteína animal que contiene, reduce los niveles de calcio y provocan un aumento progresivo de la osteoporosis.
La diferencia de porcentaje de personas con osteoporosis entre países en lo cuales se consume más o menos leche o productos lácteos, es abismal.
Para intentar paliar todos estos efectos, las compañías lecheras, inventan toda clase de procesos con tal de seguir vendiendo leche, desde “desgrasarla” hasta “añadirles calcio”.
En serio, ¿nadie se para a pensar porque, si nos venden el consumo de leche como fundamental para conseguir calcio, luego tienen que añadirle calcio?
Una de las mentiras más de nuestro sistema consumista.
La realidad es que, sólo en España, la industria lechera mueve más de 13.500 millones de euros al año. En todo el mundo más de 500.000 millones de dólares.
Y, por si eso fuera poco. Detrás de ese mercado tan valioso están las farmacéuticas, que también fabrican los medicamentos, como hormonas, antibióticos y pesticidas que suministran a las vacas. La cantidad de dinero que se mueve en este mercado es imposible de rastrear, pero son muchos millones de dólares.
Y, finalmente, una vez más, las farmacéuticas, se benefician de los perjuicios que causan el consumo de la leche, vendiendo después los medicamentos que hacen falta para combatir las enfermedades que provocan.
Ahora piensa si sigue valiendo la pena que consumas leche de vaca… o de cualquier otro animal, que lo mismo, lo podemos aplicar, para cabras, ovejas, camellas, etc.
Y, si aún no has tenido bastante con este artículo, lee este otro “como se consigue la leche de vaca que te tomas”. A lo mejor así te lo piensas dos veces.
Si quieres vivir sano y dejar a los animales tranquilos, tienes un amplio abanico de estupendas leches vegetales para elegir. ¿Por qué no pruebas?